¿Falta de caja?: Revisa tu gestión de inventario antes de que sea tarde

En el mundo del emprendimiento y las pequeñas empresas, la falta de liquidez es un enemigo silencioso, pero mortal. Según datos del Ministerio de Economía y Start-Up Chile, entre el 30 y 40% de las PYMES, y el 80% de las startups en Chile fracasan antes de cumplir cinco años. Y en la gran mayoría de los casos, la causa no es una mala idea ni la falta de ventas: es la falta de caja.
Jack Stack, autor de The Great Game of Business, sostiene que existen solo siete palancas clave para gestionar el flujo de efectivo de una empresa. Una de ellas —y a menudo una de las menos comprendidas— es el manejo del inventario. Porque, aunque a simple vista parezca un tema operativo, el inventario tiene un impacto directo en la salud financiera y en la capacidad de crecer sin ahogarse.
Cuando escuchamos la palabra “inventario”, la mayoría piensa en bodegas llenas de productos. Pero una visión estratégica del negocio exige ampliarla. El inventario no se limita a lo físico. Incluye:
Bienes físicos: insumos, materias primas, productos en proceso o terminados.
Recursos productivos: capacidad instalada, máquinas, software, herramientas clave.
Bienes de capital: efectivo disponible, créditos vigentes, líneas de financiamiento.
Es decir, todo aquello que ya está en tu poder, pero que aún no se ha convertido en ingresos. Todo lo que inmoviliza capital mientras espera ser utilizado o vendido.
Muchas empresas gestionan estos recursos “sobre la marcha”, sin una mirada de conjunto. Compran de más “por si acaso”, acumulan herramientas que ya no usan, o mantienen líneas de producción sin medir su rentabilidad. Este enfoque reactivo genera una falsa sensación de abundancia… mientras la caja se vacía.
Frente a este escenario, hay una pregunta que cualquier líder debería saber responder con total claridad: ¿Cuál es el nivel óptimo de inventario o capacidad que me permite entregar valor al cliente… sin asfixiar mi flujo de caja?
Responder no es simple. Implica encontrar un punto de equilibrio entre:
Oportunidad y riesgo: ¿Cuánto stock es necesario para responder con agilidad, sin caer en obsolescencia o sobrecostos?
Demanda real y pronósticos: ¿Estoy alineado con lo que el cliente está comprando hoy, o sigo operando con datos del trimestre pasado?
No hace falta rediseñar todo el negocio para mejorar la gestión de inventario. A veces, pequeños cambios liberan recursos clave. Aquí algunas acciones concretas para comenzar:
1-  Mide tu “inventario total”: no te limites a lo físico. Considera capacidad operativa, software subutilizado, contratos vigentes.
2-  Detecta cuellos de botella: identifica activos que estén inmovilizando capital sin generar valor inmediato.
3-  Alinea estrategia y realidad: ajusta tus decisiones de compra, producción y financiamiento a los ciclos reales de venta y operación.
El inventario puede ser un gran aliado o un lastre silencioso. Bien gestionado, libera caja y potencia el crecimiento. Mal manejado, inmoviliza recursos clave y pone en riesgo la continuidad del negocio.
En momentos económicos complejos, la diferencia entre sobrevivir o escalar muchas veces está en decisiones tan “invisibles” como esta.

                                               Tomás Edwards

                                            Senior Coach de Scaling

 

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